Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires -UTPBA
Por Juan Carlos Camaño (*), desde Buenos Aires.
Periodista. Presidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP.
Donald Trump, el troglodita en cuestión, ataca a China desde mucho antes de la Pandemia del Covid-19. Y en estos días desespera por colocar al gobierno de Xi Jimping fuera de la batalla por la hegemonía mundial, apelando miserablemente a una alianza con el coronavirus a partir de denuncias de baja estofa.
Al mismo tiempo, otra obsesión lo sumerge en una nueva fantasía: cómo evitar que el vértigo informativo global lo exponga, aún más, al destape de la precariedad del sistema sanitario de EE.UU., desbordado y regado de muertes, cuando, para colmo, la “emblemática ciudad de Nueva York” se ha convertido en una gigantesca bolsa de cadáveres.
El Covid-19, desde otro ángulo de la lucha de ideas, le acerca al troglodita -hasta su mesa de trabajo- aquella lapidaria definición de Carlos Marx acerca del capitalismo: “…llegó chorreando sangre y barro por todos los poros…” Está claro, don Trump desestimó pronósticos y alertas de científicos y organismos de inteligencia de su máxima confianza, y al día de hoy no encuentra cómo detener a punta de bravuconadas una Pandemia que se salta todas las barreras. ¿Cómo salir de la encerrona, entonces?
Donald Trump, el troglodita en cuestión, ataca a China desde mucho antes de la Pandemia del Covid-19. Y en estos días desespera por colocar al gobierno de Xi Jimping fuera de la batalla por la hegemonía mundial, apelando miserablemente a una alianza con el coronavirus a partir de denuncias de baja estofa.
Al mismo tiempo, otra obsesión lo sumerge en una nueva fantasía: cómo evitar que el vértigo informativo global lo exponga, aún más, al destape de la precariedad del sistema sanitario de EE.UU., desbordado y regado de muertes, cuando, para colmo, la “emblemática ciudad de Nueva York” se ha convertido en una gigantesca bolsa de cadáveres.
El Covid-19, desde otro ángulo de la lucha de ideas, le acerca al troglodita -hasta su mesa de trabajo- aquella lapidaria definición de Carlos Marx acerca del capitalismo: “…llegó chorreando sangre y barro por todos los poros…” Está claro, don Trump desestimó pronósticos y alertas de científicos y organismos de inteligencia de su máxima confianza, y al día de hoy no encuentra cómo detener a punta de bravuconadas una Pandemia que se salta todas las barreras. ¿Cómo salir de la encerrona, entonces?
¿Elabora el troglodita un experimento bélico en el Ártico -otro escenario de disputa con China- con la idea de oponerse a la Ruta de la Seda a lo largo y ancho del Polo Norte? ¿A qué agresión armada apelará para sembrar de amnesia las catastróficas escenas de morgues ambulantes y fosas comunes? ¿Atacará Venezuela para contentar a la gusanera anti-Maduro?
Por lo pronto el poder real transnacional ya delineó la sociedad pos Pandemia, reformulando progresivamente, y no tan a cuenta gotas, el mundo del trabajo. Nos dirigimos, entre miedos, ansiedades e impotencias, a engrosar -en decenas de millones- las filas del desempleo y las de los migrantes, a la par que élites de viejo cuño -las menos- y de nueva generación extraerán ganancias del río revuelto: “…chorreando sangre y barro…”(*)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario